domingo, 26 de febrero de 2012

El plan del conde


La alta y elegante silueta felicitó a la joven escritora, su plan había funcionado. Hasta aquel momento los prejuicios habían jugado en su contra. Ahora era más fácil engañar y asesinar a jovencitas ingenuas. Sin embargo, todavía no estaba satisfecho ya que seguía sintiendo una terrible curiosidad por algo. Por un momento deseó que las palabras de la escritora fueran ciertas, y que la luz del sol tan sólo le hiciera brillar.

Los cinco


Eran un grupo de cinco inseparables. Cada uno tenía un agujero en su pecho cuando los encontré tirados en la calle. Sabía quienes eran, los conocí en mi infancia. Habían pasado a ser prescindibles cuando otros les sustituyeron en su trabajo. Jamás protestaron por aquello, eran un grupo de cinco duros.

El hombre de los años 30


Aquel hombre elegante siempre llevaba sombrero y bastón. Aparentaba ser un inocentón pero no lo era. Su bigote siempre ocultaba una evidente sonrisa ante los problemas que provocaba. Por su culpa muchos amigos se habían estado quitando el dinero unos a otros hasta que su amistad prácticamente desaparecía, cegada por la ambición de fundar grandes monopolios.